Mientras Carmen tomaba un café con las amigas comentó que empezaba a pensar que el Lean Manufacturing tenía algo de secta. No hizo caso de las miradas suplicantes de sus amigas y continuó explicando su punto de vista. Tras doce años como directora de WCM[i] empezaba a percatarse de que el Lean era un sistema tan sencillo conceptualmente, un reto tan apasionante y una metodología que lograba unos resultados tan asombrosos, que en algunas ocasiones se sorprendía con comportamientos personales que podrían llegar a calificarse de adictivos. La amplia sonrisa y la alegría que desprendía su rostro, volvió a desarmar a sus amigas.

Al día siguiente, mientras corría bajo la lluvia y reflexionaba sobre las causas del divorcio de su hermano, se materializó una palabra y un pensamiento que llevaba gestándose mucho tiempo en su interior: monotonía. En ese instante interiorizó que lo que realmente destruía gran parte de las relaciones personales era la monotonía. Era consciente de que había muchas causas que podían destruir las relaciones personales, pero no fijarse unos objetivos, no mejorar todos los días, no plantearse nuevos retos… era la fórmula infalible para terminar con una relación que ha sido maravillosa durante un tiempo. Los últimos kilómetros los dedicó a reflexionar sobre cómo abordaría este tema con Luis, su marido.

Tenía una comunicación fluida con Luis, pero cuando al domingo siguiente le propuso que hablasen sobre la misión y la visión de su relación, de consensuar unos objetivos comunes y establecer por escrito un plan de acciones, Luis la miró fijamente y luego comenzó a burlarse cariñosamente de ella.

Carmen sabía que era la manera en la que Luis acostumbraba a esquivar los temas en los que no estaba preparado a abordar. Le dio una semana de tiempo para que lo madurara y el domingo siguiente pasaron tres enriquecedoras horas esbozando su proyecto de futuro. Terminaron totalmente convencidos de que este era uno de los pilares fundamentales que los mantendría alineados, unidos y felices.

Cuando se hermana le presentó a Rahul, no le agradó la idea de que se fuera a casar con un hindú. Su tez morena, su acento extranjero y la expresión de la cara era tan diferente que, en cuanto tuvieron un momento a solas, con mucho tacto le preguntó a su hermana que si había considerado seriamente si estaba cometiendo un error. La tozuda de su hermana no le hizo ningún caso.

Pronto apreció a ese chico de sonrisa fácil y tremendamente alegre. Sus largas conversaciones sobre el budismo, hinduismo, política, situación internacional y otros cientos de temas enriquecieron enormemente a la familia y amigos. Comprendió que Rahul traía una mochila llena de experiencias y de expectativas diferentes a las suyas, pero cuando asumió la riqueza que esta diversidad ofrecía y lo que aportaba a la relación con su hermana, aprendió a centrarse en los aspectos positivos de esta persona.

Entre los dos surgió una especie de juego en el que se retaban continuamente y que ayudaba a que sacasen lo mejor de sí mismos. Siempre había intentado rodearse de personas que pensasen de manera diferente a ella y había respetado sinceramente a todas ellas, pero gracias a Rahul entendió de verdad la importancia de la diversidad.

Como en toda relación, a Carmen le surgían conflictos continuamente. Su hijo pequeño había suspendido su primer examen hacía seis semanas. En un primer momento aceptaron que la falta de horas de estudio había sido la causa, pero Carmen no se quedó convencida. Se sintió extraña aplicando un cinco porqués[ii] con su hijo. Pero gracias a ello detectaron que la falta de estudio era tan sólo la causa aparente y, sin embargo, un problema con tres de sus compañeros de clase era la causa raíz del mismo. Establecieron un plan con seis acciones, le ayudó a llevarlo a la práctica y hacía dos semanas que todo apuntaba a que la situación se había resuelto definitivamente.

Después de tantos años de práctica, Carmen había desarrollado un efectivo radar para detectar y eliminar (o mitigar) todo lo que no añadía valor. Lo aplicaba tanto a sus relaciones personales como a su vida en general.

Todavía recordaba la anécdota del nuevo semáforo que el ayuntamiento de Alicante había colocado frente al Hotel AC. Tras dos meses en los que una de cada tres veces paraba por tener el semáforo en rojo y en los que nunca vio cruzar a un peatón, estacionó el coche y tomó una serie de datos. Al llegar a casa estimó que el coste productivo (personas que “dejan” de añadir valor por estar paradas frente a un semáforo inútil) era de 672.000€/año. Por no entrar en una nueva disputa, no quiso conocer el coste de instalación y mantenimiento de ese semáforo, ni el de la sencilla solución de instalar un pulsador para los peatones.

La habilidad que había desarrollado para detectar mudas[iii] y la cantidad de ellos que detectaba continuamente, le obligaba a realizar el esfuerzo de discriminar entre lo importante y lo urgente. En estas ocasiones, solía repetirse uno de sus mantras: “el camino es largo y sin punto final”. En el fondo le encantaba que fuera así.

Cada vez que entraba a la habitación de su hija adolescente sentía como si una especie de vapor surgía de su estómago y ascendía implacablemente hasta su cabeza. Tras varias conversaciones estériles y alguna experiencia desagradable, decidió que era una batalla perdida en esta etapa de su vida. Pactó con ella unos mínimos para evitar que la esperasen por las mañanas porque no encontraba algo y dedicó sus esfuerzos a otros asuntos.

No quería obsesionarse excesivamente con el tenerlo todo en su sitio, que no faltase nunca nada y que todo estuviera preparado para cuando lo necesitase, pero no tenía muy claro dónde estaba la línea roja.

Tenía la suerte de que Luis era una persona ordenada. Aceptó sin mucha oposición las tarjetas kanban[iv] para reponer los productos “cotidianos” que consumían en casa. Sin embargo, recodó la mañana en la que Luis le planteó seriamente que no tenía ningún sentido tener que ir al supermercado dos veces a la semana. Argumentó que tenían una casa amplia y se podían permitir el “lujo” de poder almacenar picos de más de 24 litros de leche en la cocina. Emplearon más de dos horas en calcular los alimentos que tiraban a la basura por caducidad, el coste de oportunidad y de almacenamiento, y los productos que debían estar en la clasificación de “cotidianos”. Sin estar totalmente convencido, Luis terminó cediendo y Carmen cerró la polémica con un beso. Formaban un buen equipo.

Uno de los temas que últimamente más le preocupaban y le ocupaban era el del servicio a la comunidad en la que vivía. Sentía el deber de devolver parte de lo que había recibido, pero no terminaba de encontrar la manera de realizarlo de forma plenamente satisfactoria.

Era muy buena mejorando la productividad de las organizaciones y, no sólo no escatimaba esfuerzos ayudando desinteresadamente a quien le solicitara consejo, sino que lo fomentaba.

Era su granito de arena a que las empresas fueran más rentables y que pudieran generar más empleos de calidad. A pesar de ser consciente de que esto es lo que debía hacer, algo en su interior le decía que no era suficiente.

Era consciente de que sus amigos la veían como una persona un tanto “rara”. Y les daba la razón. Pero nunca se había dejado las llaves olvidadas, sabía dónde estaban todos sus libros, tenía tiempo para dedicarlo a su familia, un trabajo que le apasionaba con un buen sueldo, era profesora en tres másteres, había publicado cuatro libros y sacaba tiempo para practicar deporte dos horas diarias. No tenía ninguna duda de que todo esto era gracias a la aplicación de los principios y las herramientas del Lean a su vida personal.

Cuando terminó el periódico y lo dejo perfectamente doblado en su sitio, Carmen reflexionó sobre la jornada y la importante reunión que tenía al día siguiente. Tomó unas breves notas, le dio un beso a su marido y salió del salón con una sonrisa.

  • [i] WCM = World Class Manufacturing: Sin entrar en detalles, una de las muchas maneras de denominar al Lean Manufacturing, Lean Six Sigma, Word Class Excellent, Operational Excellent, etc.
  • [ii] 5 Porqués = 5 Why’s: Una de las herramientas básicas de resolución de problemas.
  • [iii] Muda (Japonés) = Waste (Inglés) = Despilfarro (Castellano): Todo aquello que no añade valor.
  • [iv] Kanban: Herramienta visual de comunicación y control de inventarios.